domingo, 21 de febrero de 2010

Un domingo por la noche.


Con un cansancio tremendo y mucho sueño por delante.

Su recibimiento fue inesperado, el tenia los ánimos por las nubes y unas ganas increíbles por bailar merengue y bachata. Conmigo. O por lo menos así lo hizo.

Mientras los shot’s de tequila, con sal y limón recorrían la mesa del costado, a nosotros solo importaban las palabras y las risas. La que hace un par de semanas extrañábamos.

Las horas se hacían pesadas y el agotamiento no puedo esperar más. Él con el peso de una desvelada y licor en la sangre, y yo con una semana llena de trajín.

El sol desapareció y cuando menos lo esperábamos el silencio apareció entre el sillón donde no solo los dos estábamos recostados intercambiando sueños, si no que ella también fastidiando como mejor lo sabe hacer.

Aunque al despertar las cosas cambiaron y el enojo apareció repentinamente, el chocolate nos devolvió la sonrisa pero provoco el ya esperado distanciamiento.

Y solo quedaron tres cuerdos en una noche de alcohol y recuerdos.

En realidad solo dos porque yo sin beber

Delire toda la noche. No gracias a él si no a TI.


1 comentario:

Favio dijo...

Bailar, y encima con la persona indicada es suficiente para embriagarnos..


de felicidad
=)