viernes, 24 de septiembre de 2010

Finito.


Para un rato, está bien.

El reloj sigue sigue su rumbo, las manecillas saben hacia donde tienen que ir, como yo. Pero así como a un reloj se le acaban las pilas y se detiene, a mí se me extingue la paciencia.

Diría que es la fiebre, pero no. Esta vez tampoco es culpa del insomnio porque en estos últimos tres días he dormido más que nunca.

Quizás sea esa loca psicología de la que hablaron.

Esa que hace que todo te haga pensar en lo que más te molesta, que todo te hace regresar a ese lugar a donde nunca quisieras haber estado.

Para ser sincera no creo mucho en eso… pero no le encuentro otra explicación.

Sin embargo ahora estoy decidida a hacer borrón y no exactamente una cuenta nueva.

Si no seguir con todo lo que este año me tiene preparado sea bueno o sea malo.

Y dejar ese error fuera de mi vida, ni siquiera bajo llave, si no desintegrarlo por completo.


Ya fue suficiente.

Si así es.

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